Andrew W. Mathis
Con la colaboración especial de George W. Bush y Barac Obama.
Como actor no invitado el metiche de Osama.
De cualquier modo, el teatro se desarrollo muy suavemente:
Queremos agarrar terroristas de Hamas que hay en Gaza, manda tropas a sacarlos de allí.
¿Qué no se dejan? A quien le importa.
¿Qué las Naciones Unidas? Luego nos arreglamos con ellos.
Papi Bush, que los egipcios están apoyando con misiles.
¿Y?
Osama tampoco se queda callado y mete la cuchara en lo que no le compete. Como dice la canción ¿A quien le importa?
Papi Bush ya se va, pónganse en orden chamacos revoltosos.
Ta gweno pues. ¡Orale! Que se regresen que ya es hora.
Que llega Osama Obama y dice que no va a aflojar las armas de aquel lado.
Ya ‘ta todo en orden.
Apoco no es conmovedor. Uno sale victorioso y el otro entra triunfante. Y después de todo esto, ¿y el chingo de personas que se cargaron en el camino? ¿Y los millones de dólares que se gastaron cuando hay crisis económica en el mundo? ¿Y los recursos que se necesitaran para volver a levantar la ciudad en ruinas? ¿Y los miles de familias que murieron, quedaron incompletas o en la miseria después de este circo político?
Ahí se los dejo, nomas para que le piensen un rato.
Y solo como dato para recordar. ¿Se acuerdan de los avionazos en las torres gemelas? ¿Quiénes no fueron a trabajar ese día? Los judíos, ¿verdad? Échenle coco, que nos les dé flojera.
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