domingo, 4 de mayo de 2008

Llamada nocturna (3)

"Escucha y atiende con el oído de tu corazón."
San Benedicto


El calor vespertino, típico de mayo, inundaba la casa mientras intentaba carburar un poco. La protección térmica del circuito creativo había entrado en acción deshabilitando tres cuartas partes de las funciones de mi cerebro. La pereza se hacia patente como una pesada capa, y no tenia ganas de hacer nada. Cuando esta idea me alcanzo, un terrible sentimiento de horror me lleno ante semejante situación.

Decidido, abandone el sillón de la sala. Pensando que podría hacer que fuera un poco más productivo, opté por ponerme a corregir un poco y compartir con el mundo este nuevo fragmento de esta descabellada historia.

~ * ~

La puerta del elevador se abrió dejando que la luz del ascensor iluminara los primeros metros de sótano que se extendía como un abismo de oscuridad interminable. Dando un sorbo al termo con café abandonó aquella visión, y se introdujo en el estacionamiento que a esas horas solo contaba con iluminación mínima. Caminó lentamente hacia el cuarto del vigilante que se veía iluminada tras la persiana metálica que ocultaba parcialmente lo que había dentro de la habitación. Aproximándose silenciosamente tocó a la puerta sin conseguir respuesta. Unos segundos después volvió a insistir pero no consiguió más respuesta que el eco de sus nudillos contra la angosta puerta del cuarto del guardia. Insistió nuevamente mientras pensaba que podría haberse quedado dormido.

“¡Raúl!” llamo alzando la voz, “¡Raúl! ¿Estas despierto?”

Un escalofrió recorrió su espalda al ver que tras un pequeño hueco de la ventana que la espalda del vigilante yacía de forma innatural sobre el escritorio al otro lado de la habitación. No era común que Raúl se durmiera, además su brazo izquierdo colgaba muy relajadamente a un lado, mientras su mano derecha parecía cubrir su rostro. Intento abrir la puerta, mientras golpeaba frenéticamente y un montón de ideas desordenadas llenaba su cabeza con imágenes terribles que luchaba por apartar como si fuera un enjambre de moscas en un basurero.

“¡Raúl, responde!”, volvió a llamarle en su forcejeó contra la puerta cerrada.

Asumió lo peor y se dejo caer contra la puerta. «Necesito llamar a la policía» pensó en un instante, pero su cabeza estaba tan confundida entre el miedo y el cansancio que no atinó a determinar el modo de hacerlo.

Quiso gritar pero algo se lo impidió. Aunque hubiera gritado con toda su fuerza la estructura del edificio hubiera absorbido el sonido antes de que alcanzara los oídos de alguien más.

“Tranquilízate Laura” se dijo para sus adentros, “tranquilízate y piensa que es lo que tienes que hacer”. Con los ojos cerrados y la cabeza apoyada en la puerta cerrada se repitió una y otra vez esta frase en un tono casi hipnótico. Cuando abrió los ojos vio borrosamente la luz de una patrulla que se estacionaba junto a ella. Un par de oficiales bajaron de ella. Uno de ellos la apunto con el arma mientras el otro le ordenó “¡No se mueva! Voy a acercarme lentamente y no quiero que haga nada sin que se lo ordene”. Ella lo miro desconcertada, jamás la habían apuntado con un arma, y la idea la aterraba. “¡Esta claro?” preguntó el oficial. Ella apenas podía entender lo que decía, tenia la mirada fija en el cañón de la pistola que reflejaba alternadamente las luces de la torreta. Estaba desconcertada, y no podía moverse ni articular palabra alguna.

El oficial se acerco lentamente, y le ayudó. Un instante después se hallaba de pie con la espada recargada en la patrulla. El mismo agente la interrogaba cortantemente sobre el cadáver del guardia, mientras el otro oficial había desaparecido dentro del cuarto de vigilancia. Por alguna razón no conseguía poner las ideas en un orden coherente, y se veía obligada a contestar las preguntas con frases cortas que parecían estar acabando con la paciencia de aquel hombre.

“Vuelvo a preguntar, ¿si no fuiste tú, quien reporto el incidente?”

Suspiró profundamente y le dijo:

“No lo se.”

Aunque se sentía tensa y desorientada sabía que su apariencia era la de una persona calmada. Lo sabía bien porque cuando el estrés alcanzaba sus niveles más altos ella solía ocultar su condición para parecer más fuerte. Intentó reconocer al hombre que la interrogaba, pero cuando intento verlo directamente al rostro, este se dio vuelta en un gesto que en ese momento ella interpretó como desesperación. Intentó buscar algún rasgo característico que le dijera con quien trataba, pero su silueta parecía fundirse con las sombras que cubrían el resto del estacionamiento.

Buscando una forma de razonar con aquel hombre en su memoria se dibujó la respuesta. El viejo rostro de Ivan Schepanski le brindó un poco de esperanza. En ese momento recordó que la había hecho bajar al estacionamiento a esa hora, y sus pensamientos comenzaron a cobrar cierta cordura. Poniendo las ideas en su lugar, le dijo:

“Necesito reportarme con el detective Schepanski.” El hombre se volvió con un movimiento pausado, como si cuidara que su rostro permaneciera oculto por las sombras. “Me han llamado, y tengo que ir a revisar algo a la zona azul”, continuó tratando de poner tanta seguridad como podía en su vos.

“No conozco a ningún Schepanski, ¿a que jurisdicción pertenece?”, respondió el oficial con cierto cinismo.

Entonces un escalofrió recorrió su espalda nuevamente y vio como el rostro de aquel hombre se desfiguraba entre las sombras. Pensó que podía tratarse de un efecto visual debido al juego de luces, pero un instante después se percato de que no era así. Había luz suficiente en aquel lugar, sin embargo era como si una sombra cayera sobre aquel, o aquello, que ahora tenia enfrente.
Una vez más, estaba paralizada y no podía reaccionar. Un murmullo distante pronunciaba su nombre una y otra vez. Poco a poco iba perdiendo su forma humana mientras veía como avanzaba lentamente sin apartar la mirada de ella. Entonces sintió una mano que la tomaba del hombro.

“¿Señorita Harty?”

Sin pensarlo giro violentamente esperando que su puño alcanzara lo que fuera que hubiera detrás de ella, pero encontró un agudo dolor en el codo que golpeó primero. Al abrir los ojos se encontró que lo que había golpeado era la pierna de Raúl que se hallaba parado a un lado del lugar donde ella se había desplomado. Su auto estaba encendido y estacionado a unos cuantos metros. Tardó un segundo en caer en la cuenta de que aquello no había sido otra cosa, sino un mal sueño. Su brazo dolía bastante, y volviendo su mirada al guardia se disculpó sintiendo como la sangre subía a su rostro.

~ * ~

Saludos, y que lo disfruten.

1 comentario:

Sora Shirou dijo...

Massusito!! como te lo va!!¿?
spero ke muy bien ^^ !


tu historia va muy interesante!! vaia ke le has exado ganas...y tiempo, con eso de ke te la pasas jugando smash ...y en el trabajo... ya ni me haces caso T_T XD jajaja ntc!!!! igual muchas gracias por todo massusito! =* sabes ke te kiero muxo muxo!!!

Gracias por poner un post de mi pumpleaños!!! ke lindo!!!
me dio muxo gusto ke aias ido a mi pumpleaños XD jajaja!
y esa foto de io exa el tio cosaXD sta muy buena! jajajajaja me la robare alrato por ke ahorita ando en Ocotlan visitando a mi abuelita ^^!!

bueno! ya de una vez pss le dices a tu mami ke feliz dia de las mamaces! aunke ni la conosco pero weno ...supongo ke es wena onda asi como tu! ^^ jajajaja

bueno corazon! spero verte pronto!!!
recuerda ke te kiero muxo muxo!!!

byeni!!